domingo, diciembre 26, 2010

Crisis de sentido

Estoy despierta. Las pesadillas de la noche han sido confusas, algunas viejas conocidas, representadas en nuevas versiones, esta vez, una multitud me acompaña escaleras arriba y abajo. Estamos todos atrapados en el mismo laberinto... sin embargo, es curioso, también ha habido un par de excitantes sueños aéreos, intercalados... sonrío al pensar que todavía hay una parte de mí que quiere ser libre y feliz, "!No te rindas!"... espero que me escuche ahí dentro.
Abro los oídos. Llueve ahí fuera, y el aire está helado fuera de la cama. Muevo un pie y las sábanas me refrescan las ideas, almidonadas por el frío. ¿Qué hora debe ser? Abro los ojos y la claridad gris del día me despista. Suelo perder la noción del tiempo los días lluviosos. Miro el reloj, son las 11. ¿Es que no puedo dormir al menos 8 horas seguidas? Me revuelvo un par de veces acurrucada en el edredón, para terminar en la posición más cómoda, mirando hacia ése lado de la cama, en el que solía dormir él.
¿Por qué se torció todo? ¿No era tan especial lo que teníamos? Supongo que no... y pensar en ello no va a arreglarlo de todos modos. Todavía puedo dormir un rato más. Luego escucharé música, me prepararé para el trabajo. Son tres horas hasta el descanso, y luego otras tres hasta la salida… Y cuando salga, ya veré. Algo surgirá, y si no, algo haré en casa… algo haré para rellenar mi tiempo mientras.
Mientras. Ésa es la palabra que me saca del letargo. Suena horrible, tiene todas las letras de “mentiras”, pero en otro orden. Me parece una broma gramatical. Y lo es, es una forma sarcástica de hacerme ver que todo lo que hago “mientras” son mentiras que me cuento a mí misma, para no enfrentarme al verdadero significado de esta situación. ¿Mientras que? ¿A qué estoy esperando? Y lo que es más inquietante, ¿qué puedo hacer para contribuir al advenimiento de tan maravilloso cambio en mi vida, si no sé lo que es? Desde luego, la sensación de que algo va a pasar, algo tiene que pasar, es ominosa. La tensión crece por momentos y estoy esperando escuchar un gran crack que no llega. Todo el mundo parece sentirse igual.
Algo anda mal, en todas partes. En nuestro interior, algo nos dice que hemos llegado a un callejón sin salida. Demasiados errores cometidos, una y otra vez. Muy poca conciencia, poca visión de futuro, poca madurez, y aquí nos encontramos, nuestras elecciones nos han puesto aquí y ahora nos damos cuenta de que en algún momento nos equivocamos de camino. Intentamos desandar el sendero, para ver dónde tomamos el giro equivocado, pero todo parece inútil. La única solución viable es volver a empezar otra vez, un camino nuevo, esta vez con perspectiva, con conciencia, mirando hacia el crecimiento y evitando la destrucción. Caer hasta el fondo del abismo para resurgir renacido como el ave Fénix.
Podemos llamarlo una “crisis de sentido”, es lo que nos pasa cuando somos infelices hasta tal punto que empezamos a plantearnos si no seremos nosotros los que estamos tomando la posición equivocada, y cuando tu forma de entender y pasar por la vida se cuestiona, cuando tienes que deshacerte de los viejos y familiares hábitos para atreverte a hacerlo de otra forma, cuando tienes que reinventarte y probar una forma nueva de vivir, joder, te cagas de miedo. “Más vale malo conocido que nuevo por conocer”, reza el refranero, animándonos a quedarnos paralizados en la desidia, esperando que el nuevo día traiga una sorpresa a nuestro soso devenir rutinario. Pero siempre llega el punto en que no podemos más. El crack suena, y quizás nuestras preocupaciones cotidianas nos impidan escucharlo, pero nuestro espíritu se ha roto y, asustados de mirarlo y ver cuán destrozado podríamos hallarlo, preferimos culpar a los demás de nuestro sordo lamento interior. Sin embargo a veces el crack es tan fuerte que puedes oírlo. A veces si te haces sensible, puedes incluso escuchar el eco del crack de otros corazones. Resuena en la amargura de sus voces, se dibuja en la pendiente de sus cejas, en la caída de sus comisuras… Es difícil encontrar una cara feliz en la calle, ¿solo los niños recuerdan el placer de devolver una sonrisa…?
Últimamente me he hecho consciente de que todo pertenece a algo mayor, conformándolo, al igual que las partículas forman los átomos y éstos las moléculas que forman las células, que a su vez forman nuestros cuerpos. De la misma forma nuestros cuerpos, nuestras entidades que a simple vista nos parecen tan independientes, forman un cuerpo mayor, del que todos formamos parte, y ese cuerpo es la humanidad, como especie. El ser humano, como evento cósmico. Me gusta pensar en ello como un ser inteligente que vive millones de años después de la desaparición de nuestra especie, y nos estudia como parte de la Historia del cosmos. Bonita asignatura ésa, seguramente. Sería algo así: “El ser humano se desarrolló bla bla bla… las primeras pruebas de procesamiento ideático… pinturas rupestres… la aparición de la escritura… la revolución industrial…”. Los seres humanos atravesamos varias etapas en nuestro desarrollo, y el ser humano, como colectivo del que todos formamos parte, las atraviesa también. Nacimos, experimentamos, aprendimos a hablar, a comer, a cazar, a formar familias, a pelearnos… empezamos a desarrollarnos increíblemente usando todo lo que la tierra nos proveía a nuestro antojo, de forma egoísta, imponiendo una economía esclavista que tiene resonancias de feudalismo… y de repente nos damos cuenta de que lo estamos haciendo mal, nos sentimos mal en nuestro interior, no somos felices y nadie nos quiere porque lo hemos destrozado todo. Nos hacemos daño a nosotros mismos acusándonos de todo lo que hemos hecho mal, intentando arreglarlo, sin encontrar el modo. La única opción viable es hacerlo todo diferente, de nuevo, pero da miedo perder lo que tenemos, aunque sepamos que funciona mal.
El ser humano está atravesando una crisis de sentido, una crisis de identidad, y por ello todos nosotros, que somos parte de ese todo que nos engloba como especie, estamos sintiendo ahora mismo nuestras heridas más abiertas que nunca. Cada uno de nosotros, con su propia crisis de sentido, está contribuyendo al malestar general. Las buenas noticias son que este malestar es un paso necesario para superar el miedo, para atrevernos a cambiar para mejor. Pero la verdad es que somos unos cagones y hace falta estar realmente mal para darse cuenta de que cualquier cambio sería para mejor. Algunas personas están dispuestas a cambiar, otras no. Para nuestra existencia como ser colectivo, este ser humano en crisis, nosotros somos como neuronas. Cada una aporta un voto y las decisiones se toman de manera democrática, lo veamos o no. Cada día, con cada elección que tomamos, o que no tomamos, estamos dando nuestra opinión al ser humano sobre nuestra posición en esta crisis de sentido. ¿Nos quedamos con los viejos y disfuncionales patrones o nos atrevemos a cambiarlo todo? ¿Nos inventamos una nueva forma de vivir y ser felices o seguimos esperando, mientras, a que nos consuma la desidia?
Os guste o no hermanos, compartimos un destino. No me gustaría que la asignatura de Historia del Cosmos terminase su descripción del ser humano diciendo que nos consumimos en nuestra propia ineptitud. Quiero imaginar que termina diciendo: "... después de esta depresión, el ser humano encontró el equilibrio y aprendió a vivir en armonía”. Feliz navidad pensadores, estoy deseando sentir esa ola de nuevos propósitos para el 2011. Sabéis que os quiero, ¿verdad?

lunes, abril 19, 2010

Palabras prestadas

Imagina que nace un pez en un acuario. Si le llamas Juan, le extiendes un certificado de nacimiento, le cuentas su historia familiar y dos minutos después se lo come otro pez mayor, eso es una verdadera tragedia. Pero es una tragedia porque has proyectado un yo separado donde no lo había. Has tomado una fracción de un proceso dinámico, de una danza molecular, y has conformado con ello una identidad separada.

La conciencia toma el disfraz de las formas hasta que éstas alcanzan tal complejidad que se pierde completamente en ellas. Entre los seres humanos contemporáneos la conciencia está totalmente identificada con su disfraz. Sólo se conoce a sí misma como forma, y por tanto vive con un miedo permanente a la aniquilación física y psicológica. Es la mente egoísta, que produce una disfunción considerable. Actualmente, da la sensación de que algo ha ido muy mal en el proceso evolutivo, pero hasta eso es parte del juego divino. Finalmente, la presión del sufrimiento generado por esta aparente disfunción obligará a la conciencia a desindentificarse de la forma y a despertar del sueño de la forma: así se recupera la autoconciencia, pero a un nivel mucho más profundo que cuando se perdió. El viaje que transcurre desde la perfección inconsciente, pasando por el "mal" y la imperfección aparente, hasta alcanzar la perfección consciente.

Cuando observas la mente, retiras la conciencia de las formas mentales, y esa conciencia se convierte en el observador o testigo. En consecuencia, el observador (conciencia pura más allá de la forma) se fortalece, y las formaciones mentales se debilitan. Cuando hablamos de observar la mente estamos llevando a la esfera personal un evento de significado cósmico: a través de ti, la conciencia está despertando de su sueño de identificación con la forma y se está retirando de la forma. Esto presagia un suceso (y a la vez forma parte de él) que probablemente aún queda en un futuro lejano. Ese suceso es el fin del mundo.



Palabras prestadas de El poder del AHORA, de Eckhart Tolle. Lectura muy recomendable.

martes, abril 06, 2010

...Pieces of Mynd...

Never give up on yourself, trust in the sweet flow of the universe, and the universe will kindly trust in you.
Just be yourself, the more you exist as a unique being, the more you become a part of the everchanging universe we live on. Join us in life game, let us enjoy your wonderful and unseen abilities, come into our deep souls to share, out of time and space, a piece of your naked heart. Come to life.
You never know where the path leads to, mistery is a wonderful gift we've been given, so we can use it to explore and discover ourselves into infinity on and on. Nothing remains, everything chages, that's the only truth that stays unbeatable after all questions are answered... and here we are, trying to define and structure and control the very incarnation of chaos that existence is.
Let us flow and evolve and revolve the universe within us, and connect it to everything else.

Nunca te abandones a tí mismo, confía en el dulce fluír del universo, y el universo confiará amablemente en ti.
Limítate a ser tú mismo, cuanto más existas como un ser único, tanto más te convertirás en parte del universo en constante cambio en el que vivimos. Únete a nosotros en el juego de la vida, déjanos disfrutar de tus maravillosas habilidades por descubrir, ven a la profundidad de nuestras almas para compartir, fuera del espacio y el tiempo, una parte de tu corazón desnudo. Ven a la vida.
Nunca sabes a dónde conduce la senda, el misterio es un maravilloso regalo que se nos ha dado, que podemos usar para explorar y descubrirnos a nosotros mismos en la infinidad una y otra vez.
Nada permanece, todo cambia, ésa es la única verdad que permanece imbatible cuando todas las preguntas han sido respondidas... y aquí estamos, intentando definir y estructurar y controlar la encarnacion del caos que la existencia es.
Dejémonos fluír y evolucionar y revolucionar nuestro universo interior, y conectarlo con todo lo demas.

martes, febrero 02, 2010

Rescatando poesía

Las cosas realmente importantes

Siempre se expresan sin palabras

A mentir se aprende hablando

Pero el alma nunca engaña

El silencio,

Tan incómodo en las situaciones normales

Es en estos casos especiales

El que con su sorda melodía

Aísla el momento de la noche y el día

Y hace que el mundo entero se pare...

Entonces, cuando poco importa nada,

No dudas ni un instante lo que sabes,

Y ahí estáis, os tenéis delante

Y todo aquello que nunca te diría

Con una mirada de su alma sale

Y en esa mirada se clavan tus pupilas

Y descubres en su espíritu algo que ya conocías

Porque en su piel, en sus gestos lo advertías...

¿Acaso no son los sentimientos

Algo tan incontrolable e incierto,

Tan oculto y tan secreto

que sólo los adivinas en esos momentos?

miércoles, enero 13, 2010

Mistaken Attitude

Con las mejores intenciones y todo el amor del mundo, las cosas pueden salir fatal con algunas personas. Durante mucho tiempo me he preguntado cómo era esto posible, ya que yo intentaba con todo mi corazón hacer felices a las personas que me rodeaban, sin conseguirlo nunca y con un alto coste para mi estabilidad emocional. La frustración que nace del amor es la más amarga...

Y ahora, con 27 años, me doy cuenta de que todo el tiempo he estado equivocada. He tratado de ayudar, al mismo tiempo y sin quererlo intentando imponer a los demás mis valores morales. Después de tanto tiempo haciéndolo mal, estaba cada vez más decepcionada con mi visión del mundo, así que empecé a ver por primera vez las cosas de otra manera, con más claridad. Todos somos iguales, buenos y malos, equivocados y en lo cierto; nadie puede juzgar el comportamiento de otro, porque nadie posee una posición de superioridad sobre otro, ni sobre nada en este planeta. Todo tiene el mismo valor, el valor innato que le confiere su mera existencia, y por ese simple hecho merece el respeto y el amor del resto del universo, porque cada cosa y cada persona tiene la libertad de ser como es, y como quiera ser. En el camino encontramos personas que están atrapadas en círculos, que están deprimidas, que están necesitadas de amor... pero no podemos empujarlas a salir de ahí, sólo podemos estar cerca, para responder cuando nos necesiten. Cuando estén preparados para recibir nuestro amor y nuestro apoyo. Sólo uno mismo puede realmente ayudarse y labrarse su propio destino, y yo, ayudando a los demás con una actitud equivocada de "pastora", me he olvidado de ayudarme a mí misma. Si bien es verdad que nunca me ha faltado la autoestima y la confianza en mí misma, siempre he antepuesto las necesidades de los demás a las mías, por amor, con la voluntad de mejorar sus vidas, pero dejando de lado mis necesidades. Y lo peor es que, haciendo esto, me ponía tanto en la piel de esa persona que terminaba atrapada en sus laberintos mentales.

Ahora, me he centrado en encontrar la salida de mi propio laberinto, porque cuando estaba dentro no podía ver el mundo tal y como es, sino sólo a través de las paredes prismáticas de ese calabozo de la mente. Mi corazón es libre ahora, y puedo apreciar la belleza que existe en todas las cosas y en todas las personas, hagan las cosas "bien" o "mal", porque tales conceptos carecen de significado real. La vida es un precioso camino en el que aprendemos con cada paso a conocernos y desarrollarnos, y cuando nuestros caminos se cruzan en el espacio-tiempo, no podemos hacer otra cosa sino saludarnos mutuamente y reconocer que pese a las diferencias, todos estamos andando esta senda de autorrealización, a nuestra manera, poniendo en ello lo mejor de nosotros mismos, sean cuales sean los resultados.

Ahora comprendo que la única luz que puede guiarnos en la dirección correcta es nuestra felicidad, simplemente buscando aquéllo que nos hace realmente felices, y dejando a un lado todas esas cosas que nos hacen sentirnos mal. De la teoría a la práctica hay un gran paso, y comprender lo simple que realmente esto es puede tomarnos toda una vida. A mí me ha costado 27 años, y no me avergüenzo de decirlo, porque como dice el refranero popular: "Más vale tarde que nunca" y "Nunca es tarde si la dicha es buena", y realmente lo es, es maravillosa. Simplemente, haced lo que os apetezca hacer sin preocuparos de los pero y los después, porque sólo siendo feliz puede transmitirse felicidad a los demás, y los únicos límites que tenemos somos los que nosotros mismos nos imponemos. Vuela alto!

Gracias a todos por enseñarme, a través de vuestros pasos, a andar este camino. Sabéis que os quiero, de cualquier forma y siempre.

viernes, agosto 15, 2008

All my life

All my life I've been searching for somethin'
Somethin' never comes, never leads to nuthin'
Nothin' satisfies, but I'm gettin' close
Closer to the prize at the end of the rope
Foo Fighters - All my life


Y sí, toda mi vida he estado buscando algo, pero a veces he estado perdida sin saber muy bien lo que buscaba, y me he dado cuenta ahora de que todo el tiempo ha sido la misma duda la que me ha atormentado: ¿Acaso no es el amor lo que todo el mundo anhela? ¿Estaré equivocada poniendo como prioritario un objetivo que es prácticamente incompatible con el amor? Yo quiero viajar, conocer el mundo y a las personas que lo habitan, e intentar ayudarlas en lo que yo humildemente pueda. Con ese objetivo empecé estudiando psicología, pero ayudar a la gente de uno en uno me parecía poco, así que ahora estudio antropología con el objetivo de convertirme algún día en mediadora de conflictos interculturales, donde podría conseguir que las personas de diferentes culturas se entiendan y convivan del modo más pacífico posible. Es mi sueño, y, debido a la cantidad de energía que tendré que invertir en conseguirlo y desarrollarlo, no voy a poder dedicarme a cumplir el sueño romántico de nuestra generación...
Pero, ¿es acaso ése el modo correcto de vivir? Esta sociedad occidentalizada y macilenta en la que nos hemos educado todos tiene un valor que se manifiesta a nivel global, sin diferenciar credo ni condición, y que hace que vivamos en las tinieblas, algunos, toda nuestra breve existencia: que el fin máximo al que se puede aspirar en esta vida es encontrar a tu media naranja y vivir una película romántica con ella (y después, cuando se pase el amor, conformarse con una convivencia tranquila y criar a "vuestros" hijos juntos hasta morir de aburrimiento). Éste es un valor que no se manifiesta a las claras, sino que traspasa nuestros subconscientes a través, principalmente, de la maquinaria hollywoodiense del cine. Desde las primeras películas que vemos de Disney nos estamos haciendo a la idea de lo que se espera de nosotros, Aladdin no hubiese sido nadie si no se hubiese casado con la princesa, Blancanieves es despertada de la muerte por su príncipe azul, y la bella consigue, a través de su cariño y bondad, convertir a la bestia en un maravilloso ser humano... en fin, que luego hay que añadirle todo el resto de series y novelas y libros y música que trata el tema hasta el infinito. Hasta machacar y agotar tu cerebro de tal manera que pienses que el amor (o estar enamorado) es lo único que importa... en este camino de espinas, la rosa es el amor...
No, señores, no. Persigan sus sueños, realicen sus más idealistas intenciones, porque eso es lo que nos convierte en seres humanos. El amor, el cariño, o el sexo, son algo que viene y va en la vida, y hay que dar las gracias por los minutos escasos que podamos disfrutarlo, pero no hay que perseguirlo ni esperarlo ni considerarlo como el objetivo último de nuestra existencia, porque nacemos solos y solos morimos, y lo único realmente importante que podemos llevarnos a la tumba, es la satisfacción de saber que hemos hecho lo que queríamos hacer, hemos cumplido con nuestras aspiraciones, y, a veces, hasta nos han amado por ello, o a pesar de ello.

domingo, junio 10, 2007

Engulles la vida o la digieres?

Se acaba una etapa de mi vida, abandono Granada y ahora, no puedo hacer otra cosa que pensar en todas las sensaciones que he experimentado aquí y en todas las personas que he conocido en estos 6 años y con los que he compartido mi vida durante más o menos tiempo. Algunos siguen cerca de mi corazón, aunque estén lejos y el contacto sea poco y trivial; otros, han desaparecido para siempre dejando en mí el dolor de saber que esforzarse para dar lo mejor de una misma puede no significar nada para los demás. Ahora me enfrento a muchas despedidas, que me hacen preguntarme cuánto puede haber significado mi presencia para estas personas que se quedan. Amargamente tengo que responderme que, para la gran mayoría de ellos, no mucho. Sin embargo, yo no pierdo la esperanza, que siempre aguarda en un rinconcito de mi ser a que alguien me demuestre que me equivoco.

Hoy día, vivimos en una cultura de las sensaciones; sensaciones que una vez somos conscientes de que existen, no podemos dejar de desear experimentar. En cierto modo, esto es una consecuencia natural del conocimiento, cada vez más amplio, que tenemos del mundo. Sin embargo, esa multiplicidad de sensaciones existentes se han convertido en un mercado en alza. Dentro de una sociedad que hace gala de un consumismo voraz, el de las sensaciones es un negocio redondo. Se nos presentan a ritmo de clip, a ritmo de spot, y es así como queremos experimentarlas. Son sensaciones que se venden en paquetes, como los viajes a Dominicana, de modo que automáticamente después de exprimirlas al máximo podemos volver a casa, a ahorrar para pagar otra… Son sensaciones simplificadas, reducidas y uniformes en su estructura; todas las películas se parecen, todas las canciones dicen lo mismo, en todas las citas hacemos lo mismo… emociones digeribles y exportables, (comunicables) a todo el mundo. A ese ritmo, nada se vive con profundidad. Porque lo que importa es la acumulación de sensaciones, de experiencias. Somos coleccionistas de anécdotas que no significan nada, y padecemos con los años un Complejo de Diógenes en nuestro espíritu gastado, donde hemos acumulado infinidad de cosas vacías de significado y valor, y que nunca son suficientes. Estamos en la cultura de lo instantáneo, lo efímero, lo inmediato.

Este ritmo de vida que se nos impone va configurando una sociedad de “gozadores de sensaciones múltiples y variadas”, que necesitan del mercado porque el paladar exige sabores fuertes que cambien a ritmo rápido; la rutina aburre. Se practica el “zapping” cultural, saltando de emoción en emoción sin digerirlas, convirtiendo nuestras vidas en un flujo continuo de sensaciones y cambios al estilo “Friends”, donde nuestras vidas son espectáculos con un público deseoso de novedades, donde la imagen domina a la reflexión.

Sin embargo, lo que se vende realmente es un compromiso con la lógica del sistema. Tienes acceso a este torrente de sensaciones efímeras si puedes consumir y poseer lo que te ofrece este mercado infinito. Hay que aceptar entonces que todo se compra y se vende, incluidos los derechos conquistados con tanto trabajo a lo largo de la historia; los jóvenes españoles ya van aprendiendo la lección: el 90% está dispuesto a «no tener condiciones de jornada» para tener un trabajo y poder cortar un trozo de la tarta. Y para tener más que nadie de esa tarta, hay que ser competitivo. Tan competitivo que al final terminamos solos. Pero no importa, porque solos disfrutamos mejor de esas sensaciones que nos proporcionamos, gracias a nuestro duro trabajo. Y es así como llegamos al óbice de nuestra cultura; el individualismo: Ser uno mismo, por sí mismo y para gozar para uno mismo; he ahí el ideal a alcanzar, por el que hay que sudar y luchar, competir y adaptarse. Y una vida realizada es aquella en la que nuestros logros hayan sido tantos que podamos justificar el habernos sentado sobre los demás para conseguirlos.

Dentro de esta dinámica se encuentra también el rechazo de la importancia de los lazos familiares. El ente individualista rechaza las adscripciones a grupos sociales por nacimiento y desea tener el poder de la elección; la libertad de formar sus propios grupos humanos al margen de aquéllos en los que ha nacido. El estereotipo del pobre chico que se forja una vida próspera alejándose de sus pobres orígenes familiares. Así, se desechan los valores familiares y se entra limpio en ese mercado de sensaciones que también ofrece valores de quita y pon, efímeros y banales. Nos vaciamos para llenarnos de nada, de burbujas que explotan dejando solo el aire que guardaban. Rechazamos los valores que intentan inculcarnos nuestros mayores, así como los que preconiza nuestra religión y nuestra sociedad, para adherirnos a cualquier otro, porque dentro del relativismo cultural “todo es igual de bueno, menos lo nuestro que es una mierda”.

Yo no niego que haya que cuestionar los valores que nos inculcan cuando hacemos contacto con el mundo exterior, pero entonces, ¿no habría que cuestionar con la misma inquina el resto de valores que nos ofrece esta cultura de sensaciones?

Poco a poco, empezamos a percibir que tenemos la boca demasiado llena. Hay un cierto hastío que se respira en el aire, un cansancio de mercado y posesión, y cada día son más aquéllos que se paran a reflexionar y sienten la necesidad de silencio, de distancia reflexiva, de la vida sencilla con pocas cosas, el deseo de ejercer solidaridad con los marginados del festín de las sensaciones.

Yo, necesito darle un sentido a esta vida, necesito que las sensaciones no me pasen como pasan los trenes por los andenes. Necesito que se queden conmigo para siempre, que me configuren, que me calen y me cambien. Necesito que me atraviesen. No puedo seguir haciendo las mismas cosas con gente diferente cada año, haciendo los mismos viajes por sitios completamente diferentes o besando mecánicamente igual a cada persona. Para mí, todo tiene que tener algún sentido, cada cosa que hago y cada sensación que experimento tiene que formar parte de este viaje que es mi vida, y si no es así, entonces es un desgaste innecesario de mi energía. Y en conjunto, mi vida tiene que tener un sentido, porque si no es así no veo cuál es el motivo de levantarme de la cama. Estoy hundida a dos metros de la superficie del mar, y no sé qué sentido tiene nadar hacia la orilla cuando no hay nada que me llame a quedarme en tierra firme. Sin embargo, tampoco quiero hundirme. Y es esta profunda y tranquila oscuridad del mar, creo que hay un motivo por el que puedo salir del agua y gritar al mundo, y ese motivo es cambiar en todo lo que pueda esta cultura del consumismo y el individualismo que nos está dejando vacíos de vida, a costa de agotar la vida de otros que nos proporcionan esa inmensa cadena de placeres destinados a dejarnos sólo con ansia de más. Y espero que a todos los que me hayáis acompañado, poco o mucho, en mi viaje, os haya hecho al menos pensar en ello por unos instantes. Me despido con una frase de una canción que nunca podría olvidar.

“Solo le pido a Dios que el dolor no me sea indiferente

Que la reseca muerte no me encuentre

Vacía y sola sin haber hecho lo suficiente”